jueves, 3 de septiembre de 2020

Los Avestruces

Comenzamos curso, seis meses ya desde la llegada del COVID-19 a la UPM y, lejos de anticiparnos a los acontecimientos y encauzar positivamente la situación de obligado cambio, vamos a rastras de las circunstancias, esperando instrucciones y planes que no llegan, o confunden más que otra cosa. Desconcertados, una vez más.

Y es que empezamos haciendo lo peor que podíamos hacer, bajo el erróneo dictado de mantener la presencialidad aunque no hubiera clases presenciales a ningún nivel y pese a la voz del Presidente de la Junta de PDI urgiendo al Rector a anticipar lo que el Gobierno ordenaría una semana después.

Vinieron entonces inevitablemente las desgracias personales, y en muchos casos el miedo, acompañado de la descoordinación y la desinformación que bien poco paliaron los vacíos comunicados rectorales que, parece que a falta de otro día mejor, nos llegaban algunos domingos a modo de sermón. La única  instrucción clara para todos era salvar el curso como se pudiera.

Y a fe también de todos que lo hicimos, con nuestros propios medios, con nuestra propia iniciativa, con el 100% de tiempo y esfuerzo, con la cooperación de toda la comunidad UPM, el curso salió adelante, y salió bien, muchos profesores informan de un aprovechamiento superior a otros cursos por parte de los estudiantes. Y muchos estudiantes así lo perciben también.

Pero por el camino quedaron la publicidad de los consejos de gobierno y muchas otras informaciones básicas, como la información sobre afectados en la UPM, incluso la publicidad de sorteos de tribunales. La autenticación, desafío fundamental de la educación a distancia, se hizo de aquella manera y trajo a los estudiantes por la calle de la amargura. Y el registro, el medio de comunicación oficial, solo para los privilegiados que poseen la preciada firma digital. Y nos preguntamos ¿por qué?, la situación afecta a la presencialidad, pero la publicidad puede y debe favorecerla. Es más, con el cese del estado de alarma se podía haber corregido el resto de problemas y haber culminado quizá el curso más exitoso de la historia. 

 

En lugar de mirar al frente y avanzar de acuerdo a la nueva situación, el rector propuso el "retorno al pasado" y prorrogar para este cuatrimestre la guía de evaluación que tanto conflicto creó, algo absurdo ya que la propia guía establece literalmente que "...dejará de tener vigencia cuando sea levantado el estado de alarma...". Como avestruces con la cabeza enterrada en el suelo ante una situación que impone, se aprobó, con el voto unánime en contra de los estudiantes, un acuerdo fundamental ¡de contenido imposible!. Mala, mala postura la del avestruz ante lo que tenga que venir.

Pero bueno, después del veranito, con las pilas recargadas y elecciones a rector y sindicales inminentes si no hay fraude de nuevo) nos tomaremos las cosas como canta Farruko: con calma, unos tragos de sangría y un poco de Bob Marley.

                                                        Get up, stand up (Bob Marley)


Para la UPM y parte del extranjero informó Sapientia Gus, la reportera más dicharachera de la UPM